martes, 19 de agosto de 2008

Bonzo

Me incendié camino a encontrarte en la esquina de la farmacia "Herodes". Calculé entonces mentalmente el tiempo del camino mas corto, diez cuadras en zig zag y estaría en escasos siete minutos.
A la segunda cuadra el fuego se había expandido por todo el cuerpo.
A la tercera ya consumia las extremidades, y las falanges de pies y manos parecían pequeños pedacitos de carbones incandescentes.
A la quinta cuadra mi rostro de desvanecía en un torbellino de cenizas.
A la sexta el mundo se hacía cada vez mas alto, y mis pies mas y mas cortos.
A la séptima, una canillita de bronce empotrada en un pequeño jardín me sirvió para apagar un poco el incendio, y permitirme avanzar hacia mi objetivo, pero en la octaba cuadra nuevamente era una llama incontrolable.
A la novena, mucho no recuerdo, mi cabeza convertida en un remolino de cenizas dejaba rastros de pequeñas chispas en las baldosas de la vereda.
Al fin, rodando como una pelota humeante llegue a la esquina y te esperé. Cuando llegaste solo te pareció ver una brasita, como de cigarrillo tratando de arder por mas tiempo del que le permitiera la suela de tus sandalias de cuero.

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