viernes, 19 de diciembre de 2008

Torre de babel


Torres de marfil, de jabón, de incienso, de corcho, de látex, de cemento o de hormigón, de madera balsa, de madera dura, de tela, de alas de mariposa, de arrullos maternos o paternos, torres de colores, torres de papel, de celofán verde, rojo o amarillo, torres de neon con ascensores supersónicos, torres de hielo, de nieve, de fuego, de aire. torres tan altas como la mirada...y aun así... dios sigue allí, sentado en su trono, sin sentir la cosquilla de nuestros dedos bajo la planta de sus pies.

lunes, 8 de diciembre de 2008

FRONTERA



Amanecí en un nuevo lugar, exactamente en el límite con la muerte.
al otro lado, a tan solo unos pocos pasos de distancia, tras la línea de la muerte no había más que la continuación del desierto que mis pies pisaban. Me pregunte entonces ¿cual era el misterio?, ¿que nueva situación sería esa?, ¿por que ocupar los minutos y las horas de mi tierra en prepararme para vivir del otro lado, ¿para que transcurrir con la intensidad de una tormenta, con la sal y las lagrimas macerando durante años en mi boca?.
Decidido a resolver este misterio y verificar que el fin de mis miles pasos no son mas que el paso numero uno, que el espejo que refleja es espejo y es imagen a la vez, tomé una piedra entre mis dedos y la arrojé con todas mis fuerzas hacia el otro lado de la frontera. Pero el guijarro, luego de varios tropezones quedó ahí mismo, mudo, y estático. Entonces al ver que nada comprobaba, tome un pájaro que se había posado en mi pecho y lo arrojé también al otro lado de la frontera. El ave, luego de unos pocos revoloteos fue a posarse justo al lado de la piedra que antes había arrojado. Como nada de esto me consolaba, tomé un impulso de mil infiernos, retrocedí mil pasos y luego tomando carrera volví sobre estos hasta que justo en el borde, exactamente en la línea fronteriza pegue un salto enorme y caí junto a la piedra y el pájaro, levantando una gran polvareda.
pasaron unos instantes o una eternidad, y cuando el polvo hubo descendido, cuando la excitación por el salto se hubo aplacado, comprendí que nada sucedía. Y allí quedé, estático, esperando junto al pájaro y a la piedra, volver a la vida.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Franela Amarilla


“¿Cómo hago para entender?”

-cuando mi marido murió yo quedé a cargo de las deudas, y mirá que eran muchas. Yo no pensé que era tanto, porque mi marido me decía que tenía todo anotado, encima el abogado no me dijo como le tenía que hacer a las cosas. Pero bueno, decí que tengo fuerzas para trabajar que ¡si no!. Ahora yo pienso que si no tuviese la pensión de mi marido no se que haría, y no es por mis hijos, ellos me ayudarían, pero yo no le saco el pan de la boca a nadie y menos a mis hijos, mientras tenga fuerza ya lo dije siempre ¡trabajo!, como me decía una amiga que se había venido de Bolivia, -hay Estelita, ¡vos tenes una energía, pareces una pendeja! Vas por acá, te colgás de allá para limpiar no se como hacés; y yo, dije que mientras tenga fuerza y con la pensión de mi marido iré juntando la plata para pagar las deudas y así poder tener mi jubilación.-

“¿Como entender?”

-Y mira que por más que hago el esfuerzo, no puedo entender como se me vino a ir justito ahora, justito que tenemos tantos problemas, yo mirá que no es por las cosas materialistas, porque lo extraño, y eso no se paga con nada, pero justo ahora se lo vino a llevar diosito.-

“¿Cómo hago para entender?

-Entender-, me dijo, y sus manos que fregaban un plato como si quisiera lavarle hasta las entrañas se apoyaron en el borde de la mesada. –Entender- me dije, y la espuma descendía desde las manos hasta la puerta del tacho de la basura del mueble como una lava blanca, que resbalaba hasta formar pequeños grupos de burbujas en el piso”.

-justo ahora, en fin así es la vida ¿no?, hay que seguir, por eso te digo que no pierdas tiempo, porque todo se vuela, como esta espuma,- y posó su sandalia de goma sobre el cúmulo de espuma amontonado en el suelo, como una pequeña pirámide de burbujas - así de rapidito.- sentenció.

“¿Como entender?”

-a veces le hablo y le digo, che negro, ¿justo ahora?, ¿que te pasó?, ¿te aburriste de tu negrita?, pero bueno, viste como es esto, al final como no tengo respuesta le termino rezando y pidiendo salud para mi y mis hijos, pero mas para mis hijos que para mi, porque yo la verdad es que ya me siento una molestia.
Bueno, ya hablé demasiado, mejor limpio el baño porque si sigo hablando se me va la mañana-.

Intenté alcanzar una palabra pero me quedé con el mate entre las manos. Estela saco del cajón de los trapos una franela amarilla y se fue dejando las marcas húmedas de las sandalias de goma luego de pisar la espuma que aun persistía en el piso de cerámico azul.

“¿como voy a entender?”

Dejé el mate en al mesada y camine por la casa buscando la mochila y algún libro para el viaje hasta el trabajo, un libro que de seguro ni miraría, trabado en tratar de entender, mientras miraba el paisaje cotidiano desde la ventana del colectivo.
Al pasar por el pasillo, mire por la puerta entreabierta del baño y ahí estaba, parada frente al espejo. Su ancha y pesada mano apoyaba sobre el cristal el paño amarillo pero ningún movimiento ocurría, solo estaba ahí, contemplándose el rostro haciendo dialogar su mirada con la del reflejo.

¿Entender. Cómo es posible?.

Tal vez solo ahí. Ante uno mismo, en un baño, reflejado como si fuese una extraña película conocida de memoria y desconocida a la vez se produce el único instante de verdad. Tal vez justo ahí, cuando en silencio la imagen dialoga con la historia que somos y a su vez con las imágenes que fuimos, tal vez ahí está la respuesta. Tal vez solo ahí comenzamos a entender.

sábado, 4 de octubre de 2008

"El cuerpo se me va de las manos"


“El cuerpo se me va de las manos”, escribí en el cuaderno de tapas verdes la mañana en la que desperté y horrorizado vi como mis uñas habían quedado regadas en la blanca sábana de lino. No hubo dolor o estremecimiento, había dormido placidamente, sin el menor sobresalto, pero esa mañana, todas mis uñas, las de manos y pies yacían como pequeñas y dobladas cáscaras de barro reseco por el sol.

“Gregorio Samsa” pensé todabía envuelto por las volutas del sueño, “me estoy convirtiendo en una cucaracha”. Unos minutos medité aquella extraña idea, pero me pareció absurda, no había una metamorfosis, mi cuerpo seguía siendo mi cuerpo, como siempre. Esto no parecía un cambio, sino mas bien una perdida, y el consiguiente reino de la angustia que dicha pérdida provoca. Era como esos sueños de Mariana, que la torcían en un espasmo noche tras noche, agarrandose la boca y musitando con un susurro sofocante -“no, no, ¡por dios!, se me caen los dientes”.-

Mis manos y pies no tenían rastros de violencia, no había sangre, ni carne abierta, y ni siquiera mostraba rastros de haber sido el sostén de lo que ahora solo era basura para sacudir. Solo sentía la leve extrañeza de alguien que va al peluquero después de mucho tiempo y libre del pelo recien cortado siente un desamparo y una liberación. Eso era todo, “una levedad”, como si mis manos fuesen ahora más ágiles, mas libres sin esos objetos (restos de nuestros antepasados animales) que la naturaleza se empeña en sostener en el cuerpo, igual que las figuras en los cuadros de Dalí sostenidas por la fuerza de largos bastones.

Mi hermano, el eminente jefe del policlínico pronunció las palabras que sonaron como la largada de una carrera demencial -"quedate tranquilo, vamos a investigar"-. De ahí en más, aparatos de todos los tamaños y formas, licuefacciones de brebajes saturados de calcio, radiografías, tomografías computadas fueron amontonando semana tras semana infinidad de estudios. No descartaron ni siquiera las inquisiciones psiquiatritas sobre si mi vida de bancario resultaba estresante o si las recientes muertes me había afectado de alguna manera que yo no sospechaba.

La conclusión no podía ser mas desoncertante, se escribió con letra de oro bordeada de unos verdes y resplandecientes laureles de academia (por lo menos así lo imaginaba yo): “el paciente no presenta ningún tipo de anomalía, los estudios de fluidos, tamaño de órganos, calcificación, se encuentran en los niveles normales para su edad.se propone posible trastorno de ansiedad, se recomienda seguir con un tratamiento a base de calcio, vitaminas y se recomienda unos días de descanso a fin de esperar la evolución de este caso”.
“Esperar la evolución” me repetía al mirar las uñas pacientemente depositadas en un platito de cerámica blanca que Mariana había comprado en Ecuador. Una y otra vez rumié aquellas palabras, “esperar la evolución”.

-“vos no sabés lo que es esperar, no tenés idea” gritó Mariana, y en un gesto de furia, arrancó de su cabeza el brillante pañuelo de seda verde que le había regalado, y me mostró su reciente calva post quimioterapia.

¿Como no voy a saber esperar?, ¿como no voy a saber de que se trata?, si todo desde la enfermedad, se había convertido en una espera, un permanente estado de víspera.
“La espera” pensaba “esa tomenta de ansiedades que el tiempo impone al niño sentado al borde de la cama, que balanceando las piernitas espera a Papa Noel y sus regalos, al adolescente que entre paja y paja espera liberar su cuerpo de la mortaja social de moral y buenas costumbres. o al adulto colgado ya de su vida responsable a la espera, siempre listo y recién bañado, de la muerte en el umbral de su casa.

II

“El cuerpo se me va de las manos”, escribí nuevamente en el cuaderno de tapas verdes sosteniendo al lapicera entre mis palmas, justo abajo de las mismas palabras que me inspiraron las uñas desparramadas, cuando descubrí mis manos y los pies mas ligeros que de costumbre, y a medida que la vigilia le ganaba terreno a la ensoñación, sentí unos rollitos tibios, desperdigados por la cama. Mi sorpresa trocó en espanto al ver que mis manos ahora eran solo dos muñones que tocaban mis dedos amputados, parecidos a unas pequeñas salchichas de copetín que rodaban libres por los pozos que el peso de mi cuerpo infligía al colchón.

Al igual que con las uñas, no había ningún registro que pudiese explicar el motivo de tal disgregación. No había restos de sangre, los muñones no presentaban ningún tipo de evidencia de la separación, la carne estaba perfectamente cicatrizada (si es que en algún momento cierto tipo de herida se hubiese producido).- me estaba separándo- pensé, -“Estoy desapareciendo, se trata de eso ahora solo queda esperar. Es inútil cualquier tipo de oposición, la ciencia no va a poder resolver nada”-. Mi cuerpo se estaba desarmando como un panadero al que una brisa lo desmiembra por los aires a la espera de que una lluvia haga germinar las pequeñas semillas adherida a cada pedazo. No había nada mas que hacer, en un corto período pequeñas mañanas tendría que aprender a despedir cada parte caída.

“-¿Donde estará el alma?-”, pregunte a Mariana en el hospital. -Imaginate que nos fuéramos cortando pedazo a pedazo el cuerpo, cual crees vos será la parte en la que…-”
“-En los sueños-”, recuerdo interrumpió sentada en la cama, su cara gris temblaba bajo la luz del tubo fluorescente de la habitación, “-donde estén los sueños, ahí va a estar el alma-”, repitió.

Mariana murió mientras yo dormía sentado junto a su cama; mi padre pocos dias después. y la vida a fuerza de una inercia colectiva que empuja solo aquello que se mantiene en pié se reencauzaó por los senderos de la monotonía, como el mar que con su movimiento regresa a la normalidad la porción de agua sumida en una súbita quietud por el paso de un buque.


III

“El cuerpo se me va de las manos”, quise escribir en el cuaderno de tapas verdes, la mañana que desperté y brazos y piernas ya no se movían . Me quede ahí tumbado con el tronco dirigido el techo, esta vez no quise mover la sabana, mi cuerpo estaba seguramente desmembrado tras su manto, no tenía sentido verificar lo que era ya evidente. Tenía necesidad de tomar un somnifero y dormir las mañanas que restaran, hasta que el proceso estuviese completo. Siempre tuve problemas con procurarme alguna distracción que acortara la espera de las distancias cuando viajaba de un lado al otro del plantea, buscando acreedores que sostuvieran el banco a mi futuro como directivo, y en definitiva el tratamiento de Mariana, que se había convertido en mi único plan de matrimonio.

IV

"El cuerpo se me va de las manos" soñe escribir en el cuaderno de tapas verdes. En el instante mismo que una mano blanca como la leche empujó la puerta y pude reconocer a Mariana que venía a sacarme de la cama.Con un agil movimiento retiró el cobertor de plumas y por último la sabana de lino que cubría mis restos. Su cuerpo parecía flotar, mecida por la luz brillante del sol de la incipiente primavera, y sonriendo sacudió los restos de mi, que como un muñeco roto por manos infantiles volaron por toda la habitación. Incluso mi cabeza rodó por el suelo hasta prederse en uno de los rincones.
La espera había terminado. Todavía afectado de esa sensación extraña de levedad sentía mezclarse todo en una corriente deforme y de una expansión inaudita: el olor de la mañana, la blancura de su cuerpo, sus parpados llenos de vida lamidos de una exquisita serenidad.
Giró muchas veces alrededor de la cama como si buscara algo, hasta que al fin, al encontrar mi mirada perdida en el rincon, dibujó una sonrisa traviesa en su rostro, se arrodilló apoyando los brazos en el el regazo luego acercó sus labios hasta casi rozarlos con mi oído izquierdo y susurró.
“En los sueños querido, está en los sueños”.Un segundo despues quitó el pañuelo de seda verde que aun cubría su cabeza y liberó sus cabellos; los mismos que recordaba abrirse delante de mi rostro todas las mañanas, unos cabellos que como una marea de color roja jugaron con mis ojos mientras me cosquilleban la nariz.

jueves, 2 de octubre de 2008

PROPUESTA DE GUION (TERCERA Y ULTIMA PARTE)


(Llega Bartolomeo al pueblo de Carolina, tras preguntar a un hombre que fumaba en la puerta de su casa una pipa, el paradero de Gabriel el medico del pueblo, este le indica como llegar hasta la casilla sanitaria ubicada cerca de la iglesia.)

Al llegar a la casilla sanitaria el escenario no podía ser mas desolador: Gabriel, no solo resultó ser el único médico de la zona, sino también el único camillero, enfermero, conductor de ambulancia y mecánico. Estaba cumpliendo esta última tarea tragado por la capota del motor, para poder reparar algún desperfecto. Pero yo no estaba ahí para hacer un informe sobre el mal estado de la sanidad en la localidad, yo estaba por otra cosa, la mas importante y esta era el hecho de que Gabriel había sido el que encontró al chico en el medio del campo, a pocos metros de donde la policía encontró los cadáveres.

Me acerque despacio, y aún tragado por la parte delantera de la ambulancia pero evidentemente habiendo escuchado mis pasos hizo un ademán con la amno y me pidió una llave inglesa que había dejado en el borde del asiento delantero del conductor, se la alcancé e inmediatamente comenzó a producir unos ruidos metálicos dentro del motor, luego giró su tronco saliendo de esa caverna mecánica y se me quedó mirando.

.-es usted Gabriel el médico?

-haceme el favor,-respondió- Pasáme la francesa ahora, es la que está a tu izquierda

Yo baje la mirada y efectivamente a mi izquierda sobre un taburete de madera de algarrobo había una caja de herramientas, dejé la cámara en el suelo, busqué la llave francesa y la puse en su mano que había dejado extendida todo ese tiempo.

-bueno listo- dijo cerrando con un fuerte golpe la capota- espero que tire una semanita más- y girando sobre su tronco nuevamente extendió su mano negra de grasa. –hola, soy Gabriel el médico de la zona y como podrás ver hago sueldo extra como mecánico.-

-mucho gusto soy...

-Si ya se, el de la tele, a ver dejáme que me acuerde, Bartolomeo...bueno no recuerdo el apellido. Y supongo que venís por lo del pibe ¿no?, un gusto me llamo Gabriel.-

-si, efectivamente estoy haciendo un informe sobre lo que dijo cuando lo encontraste. Aquello de la luz mala. Vengo a consultarte a vos por tu condición de médico, supongo que sos la voz de la ciencia, porque acá lo único que me dicen son historias de aparecidos y que la luz mala acá no es mala sino que es buena y ya sabes como es la gente de estos lugares.

-si se como son, pero no te confundas, a veces hay cosas que no se pueden explicar.

-"la mierda,-pensé-“ no me digas que vos también sos de creer en fantasmas"-

-pero seguro que vos estas acá para escuchar cosas razonables; mirá Barto, ¿te puedo llamar así?, -hice un gesto afirmativo y el prosiguió- tengo dos historias para contarte y voy a empezar por la que querés escuchar, así que si querés encendé la cámara.

El sábado recibí el llamado como a eso de las tres de la mañana, querían que fuera a la comisaría, no a prestar mis servicios como medico, sino como forense, para que certificara la defunción de los tipos, ya que querían llevárselos a la ciudad para hacerles la autopsia. Me subí a la ambulancia y cagado de sueño como estaba, porque había estado desvelado, encaré por la ruta hasta Fraga. En mitad de la ruta, un toque antes del cruce para entrar en Fraga tuve un desperfecto técnico y pegue un volantazo, me subí a la banquina y ahí avancé unos metros atravesando el campo unos pocos metros. Cuando se paró la ambulancia, me di cuenta que estaba alumbrando al pibe, estaba delante mío, parado en el medio del campo con las luces rojas de la sirena parpadeando sobre en su rostro. Como verás la imagen no fue muy agradable; parecía esa película...¿como se llama?, la del libro de Stephen King...ha si!, Carrie. Y el pibe lo único que decía era "fue la luz mala, la luz mala". Lo calme, lo subí a la ambulancia y me lo traje al policlínico. Eso es todo.

Pero dije que había otra historia, ahora, no se si querés que te la cuente, no quiero que pienses que soy uno mas de los que creen en fantasmas.

-contamela por favor, yo no pensé en nada.-

-Te dije que tuve un desperfecto con al ambulancia, la verdad es que cuando estaba andando en al ruta de repente una luz se me vino encima. Era muy fuerte, plateada, como una dicroica enorme. Recuerdo que pensé en un camión Escania cuyo chofer estaba totalmente borracho o dormido y me tiraba el camión encima. Por eso pegue el volantazo y fui a dar justo frente al pibe, por fortuna no traía ya tanta velocidad, sino me lo llevaba puesto.

la cuestión es que cuando frené, gire la cabeza a ver el hijo de puta que manejaba el camión, pero en la ruta no había nada, ni rastros de que nada hubiese pasado por ahí mas que yo.

Pensá lo que quieras, pero eso es lo que ví. De no ser por aquella luz, al pibe no lo encontraba nadie.

-bueno te agradezco tu testimonio, ahora decíme, ¿puedo hablar con el pibe?. Creo que se llama Joaquín no?

-si, bueno fijáte andá al policlínico, esta a cuatro cuadras de acá por esa calle, te vas a dar cuenta porque la mayoría de los pacientes están haciendo cola.

-ok. te agradezco

-para servirte.

Avance las cuadra y efectivamente llegué al policlínico, al llegar tuve que hacer unas gestiones con el director para que me permitiese hacer la entrevista, el pibe ya estaba recuperado, me contó que no tenía nada, solo el impacto por la muerte de su padre y su amigo, pero que no recuerda nada.

Al llegar a la habitación recordé por que los hospitales siempre me habían provocado nauseas.

-hola, vos sos Joaquín ¿no?

-hey yo te conozco, vos sos el de la tele el del programa de misterios. he!, pero yo no quiero que me tomen por un loco. ¿Quien te dejó venir?.

-el director del hospital

-ha pero que bien!, bueno supongo que lo hacen por publicidad de todas formas ya me estoy yendo.-

-decíme Joaquín te puedo hacer una entrevista?

-mirá, ya dije todo lo que recuerdo, si querés hacela pero no te voy a poder ayudar mucho, estábamos mi viejo, Juan su amigo y yo, habíamos llegado a ese paraje en el medio de una zona de yuyales altos, sabíamos que por ahí andaban unos ciervos. Nos agachamos tras un montón de pasto alto y cuando sentimos un movimiento nos paramos, los tres teníamos las carabinas listas. Después de eso lo único que recuerdo es una luz incandescente, no se, luego dos disparos y una luz pero esta vez roja que me iluminaba la cara.

Después de la luz roja ya son solo imágenes sueltas, veo esta habitación y un montón de gente a mi alrededor, y me cuentan que mi viejo estaba muerto. –al decir esto ultimo su adolescente vos se quebro en un sollozo ahogado, y sin sacar las manos de su cara recriminó mi presencia- No se, mirá me parece que no deberías estar acá, no quiero que me entrevistes por favor andáte.-

Salí del hospital, me subí al coche, y llamé a Julián

-bueno ya está tengo las entrevistas, es una locura todo esto, te cuento cuando llegue. prepará que armamos el programa en cuanto llegue.

La luz mala, la luz roja...es evidente que esa luz era la de la ambulancia, cuando Gabriel dió con él en medio del campo.

La ruta estaba totalmente vacía, me repase una y mil veces los testimonios pero nada claro se me venía a la mente. En tanto se hacía de noche, y a medida que avanzaba por la ruta se repetían en mi cabeza las imágenes de quienes habían hablado conmigo, ya editaba mentalmente el programa. No se, era todo muy extraño, una luz mala, una luz buena, indudablemente el imaginario de estas personas está lleno de estas cosas, una luz que hace milagros y otra capaz de matar a dos personas, enloquecerlas hasta el punto de llegar a asesinarse.

Necesitan ver estas cosas, en un lugar donde nunca pasa nada, necesitan ver estas luces y explicar su mundo desde ellas. Una luz que salva a alguien en una mina, otra que salva a un pibe en estado de shock en el medio de un campo.

La luz mala, la luz buena. Lo de siempre, solo un mito rural, ¡que pelotudez!


(se suceden las imágenes de las entrevistas, en cámara lenta, sin sonido, como si fuesen los recuerdos de Bartolomeo intercaladas con imágenes de la ruta que esta transitando en un momento una luz enorme empieza a írsele encima, cada vez mas grande hasta que la luminiscencia cubre toda la pantalla)

Fundido en blanco

Se disuelve lentamente y aparecen nuevamente las imágenes que recordaba Bartoloméo, las mismas escenas de las entrevistas, pero esta vez proyectadas desde un televisor.

La cámara se va alejando y quien mira las imágenes es uno de los que han sido entrevistados, luego la cámara cambia a otra casa, otro televisor y otro de los entrevistados viendo las imágenes y así con todos los que aparecen en la trama, todos están en silencio mirándose, mirando la luz del televisor que parpadea ante sus ojos.

Cierra nuevamente pone el título

LUZ MALA

Fin

domingo, 28 de septiembre de 2008

PROPUESTA DE GUIÓN (SEGUNDA PARTE)


(Abre Bartolomeo llegando al pueblo de fraga)

¿Que necesidad hay de hacer todos estos pueblos iguales?; mismas plazas mismas municipalidades, mismas caras, que terrible debe ser levantarse, salir a la calle y encontrarte en medio de toda esta monotonía a las mismas personas con las que te vas a cruzar toda la vida, siempre igual. Porque será que cada reportaje es siempre en lugares como estos, uno creería imposible que acá pueda ocurrir algo mas allá de un robo de gallinas y sin embargo la gente es abducida por ovnis, todo tipo de mutaciones aparecen por los campos matando vacas, y hasta los fantasmas salen a comprar cigarrillos y fumárselos en el lugar donde murieron".

(Saca el celular y llama a producción)

-hola Julián?, ¿que haces?, si si ya estoy acá, bueno ¿que me tenés?... ok, el nombre del pendejo y del tipo que lo encontró, ¿como?, ¿así que fue el mismo medico que... ¿pero que?, tienen un solo medico en toda la zona, y este salió con la ambulancia a certificar la defunción de los cazadores?, ¿como que ambos están en la localidad de Carolina?, ¡huy pero la puta madre!, bueno OK, ¿ahí llevaron al pendejo?, a ver pará, que anoto, “policlínico regional villa Carolina”, listo, bueno escuchame una cosa Julián, quiero todo, pero todo lo que me puedas conseguir sobre la luz mala, origen del mito, todo lo que de por tierra este invento OK?

(Contrapicado desde el asiento del acompañante levanta la cámara y la enciende, prueba el sonido)

(Sale a caminar por la plaza.-Se cruza a una mujer que sale de hacer las compras en un almacén, la mujer con ruleros puestos cubiertos por un pañuelo de seda, sostiene un changuito repleto de verduras.-)
-Hola que tal, no se si me reconoce
-Hay, ¡usted es el de la tele!, el de los casos de misterio ¿no?, ya me imagino por que viene, por lo de los cazadores, ¿vio que tragedia?, yo no los conocía a ninguno, bueno es lógico son de otro lugar, pero !que terrible!, y no es que una ande diciendo nada en contra de los que vienen de otro lugar pero...disculpe ¿me va a filmar?,¡ha no, no, no¡; mire como estoy con estos ruleros, ¡ni se le ocurra!.
-no se preocupe solo quiero que me diga si sabe algo de lo que el chico, es decir el hijo de uno de los cazadores dijo cuando lo encontraron.
-ha si ¿vio?, parece que se cruzaron con la luz mala, pero mire joven yo le voy a decir una cosa, no se ofenda, pero esas son mentiras, acá todos los que han visto la luz, les han pasado cosas buenas, pero a todos toditos, en serio. Mire, vaya hasta lo de don Esteban, que el le cuente que le pasó cuando estaba en la mina de Carolina, ¡vaya pregúntele!, camine por aquella calle de tierra, esa angostita. Cuando llegue al final va a ver unos cuantos potreros y tres casas, en la última, ahí vive, pregunte por don Esteban, que lo mando Doña Florencia, y va a ver, no se que vió ese joven pero acá la luz nunca fue mala. Bueno lo dejo, a ver si todavía me enciende la cámara y me quema para toda la cosecha.-

Caminé por la Calle del sol, así se llama, cuando llegué a la ultima casa, si así se puede llamar ese rancho, palmee haciendo ladrar un perro negro que pensé lo único que podría hacer era mirarme y volver a dormir-
-¡Callate, che!
la voz era de un viejito de unos 80 años, tenía una camisa a cuadros que no disimulaba un cuerpo absolutamente consumido, daba la impresión de que se iba a quebrar si seguía caminando hacia mi, cuando llegó me clavo unos ojos celestes como de esos perros siberianos y preguntó.-
-¿que desea Joven?
-si, este bueno, mire, yo vengo de la capital, estoy haciendo un reportaje por lo de los cazadores, los que se mataron, pero lo que mas me llama la atención es que el sobreviviente, es decir el hijo de uno de ellos, cuando fué encontrado aseguró que el homicidio había sido culpa de que se les había aparecido la luz mala.-
Luego de decir aquello, el viejo hizo un chasquido con los labios, como si limpiara uno de los pocos dientes que tenía y rascó brevemente una rala barba blanca, luego dijo -aja, venga pase, tomémonos unos mates déjeme que le cuente una historia.
Entramos en la casa, de pronto tuve la necesidad de decirle que todo aquello seguro era producto de la imaginación del chico y que lo que vió no era mas que una ilusión provocada por el shock pero algo me detuvo, tenía ante mi un relato, y quería escucharlo.
Nos sentamos en una maesa de pino desgastada por los años y mientras el viejo calentaba el agua en una pava negra por el hollin, pude contemplar el estado en el que vivía: se trataba de una sola habitación, piso de tierra y un catre en una de las esquinas, en otra una mesada hecha con un montón de ladrillos apilados. En el medio una enorme salamandra de hierro sobre la que pendía una cacerola de hierro llena de un liquido que presupuse sería un guiso de por lo menos tres días. El lugar estaba infestado de moscas y solo conservaba cierta dignidad un armario estilo luis XV, hinchado por la humedad sobre el que había dispuestos un montón de objetos de minería, como un pico, y una linterna adherida a oxidado casco de metal.
-¿disculpe puedo filmar?
-como usted guste joven, no crea que porque somos pobres y atrasados y porque decimos estas cosas de la luz mala me voy a creer que usted me esta sacando el alma con ese aparato.-
-¿así que usted tuvo una experiencia con la luz mala?
-bueno, mire, no la llamaría mala, esto sucedió en 1955, un mal año para el país no?. La cuestión es que yo trabajaba en la mina de oro de Carolina, era bravo ese trabajo, ¿alguna vez entró en alguna mina?
-no la verdad que no-
-imagínese meterse en un cuarto sin ventanas y apagar la luz. Eso es todo lo que usted ve si no lleva la linterna,-se paró y trajo la linterna adherida al casco- mire, ¿ve? en aquellos años las linternas funcionaban con un mechero de gas, la cuestión es que una mina esta muy lejos de ser un pequeño cuarto del que puede usted salir si tantea aun poco la pared, no señor, una mina son muchos pasajes, y pasadizos, y si se le apaga el mechero, usted puede nunca mas encontrar la salida, y el problema con esa mina es que condensaba unos gases que te mataban si te quedabas dentro mas de 12 horas o si tropieza usted con los pozos que se hacen para buscar las vetas que descienden; que se le apague el mechero puede muy fácilmente matarlo, y eso fue exactamente lo que me pasó, encima yo estaba solo.-
-como salió?
-luego de horas de tantear el piso y las paredes buscando la salida comencé a desvanecerme, pensé, que alguno de mis amigos notaría mi ausencia y me sacarían, pero nadie vino, se habían ido todos a sus casas, era el comienzo de una de las fiestas del patrono de carolina y nadie trabaja por cuatro días, y yo tontamente había querido hacer un dinero extra para el largo receso. Al sentarme angustiado por no poder salir, de repente pude ver una luz, muy tenue que se reflejaba en la humedad de una de las paredes, yo no le puedo explicar lo que sentí al ver que una minúscula luz, muy tenue, casi como si un rayito ínfimo de luna penetrara en la caverna. Pero sabía que no podía ser la luna a tanta profundidad, e inmediatamente pensé que se trataba de alguien que venía, pero era imposible no se oían voces ni ningún ruido, así que decidí seguir el rastro de luz que siempre se proyectaba contra la pared izquierda.
Avancé muchos metros, y la luz no aumentaba en intensidad ni disminuía, solo estaba ahí, proyectándose en la pared de la caverna, como si la misma pared fuese la que proyectara la extraña luz. Caminé hasta que casi sin darme cuenta, luego de varios giros, di con la salida. Era de noche, recuerdo que una hermosa noche y nunca jamás pude saber quien o que fue lo que me sacó de la mina.-
-Dígame don Esteban, usted que cree, existe la luz mala?
-mire joven, tengo 84 años, todos estos años le debo mi vida a una pequeña y plateada luz que muy lejos esta de haber sido mala, y si quiere que le diga la verdad le puedo contar muchos casos de experiencias como la mía, a veces la luz brilla con mas intensidad, a veces con menos, pero cada vez que aparece, un milagro ocurre. Y siempre es algo bueno.

Salí de la casa de don Esteban preguntándome que estaba tratando de demostrar, había ido a develar el mito de la luz mala y hasta ahora me había encontrado con dos personas que no solo creen que en verdad existe sino que lejos esta de ser mala, indudablemente estaba equivocando el rumbo de la investigación, tenía que hablar con el médico que había encontrado al pibe en el medio del campo. Camino a carolina llame a Julián a ver que datos me tenía.

viernes, 26 de septiembre de 2008

PROPUESTA DE GUION (PRIMERA PARTE)



Apoyé la cabeza contra el sillón de pana violeta y deje que los sonidos del televisor se confundieran en el revoltijo de canales que hacía mi dedo , -toda la misma mierda- me repetía, -hermosas, luminosas, gigantes-. Uno a uno los programas hablaban entre ellos como si fuesen una familia oligofrénica, se me amontonaban en el televisor de plasma de cinco lucas y media, masticándose novedades de vedettes en retirada sexual, de cocainómanos ofendidos en una fiesta del jet set, actrices embarazadas de deseos de publicidad y millones de avisos de celulares.

Necesitaba saber como había salido mi programa. Es un vicio, lo se, día a día es la misma rutina, echar a Laura, encerrarme y verme. Controlaba si los minutos estaban en orden con las fracciones de publicidad, si resultaban lo suficientemente imbéciles las notas que había hecho, verificar el discurso del testigo que vio al hombre lobo, un granjero con pinta de talibán alcohólico, o si ese nerd lleno de granos dejaba en claro que no se había quedado dormido luego de una maratón de pajas, sino que había sido abducido por alienígenas verdes, en fin uno de esos programas en los que nunca la vida es rutinaria y oscura, sino todo lo contrario, una luz que brilla y llena todos los espacios de sus conciencias.


LUZ MALA.


Ese día no fué como los demás, incluso un tipo como yo necesita cambiar, revisar mi alrededor y encontrar cosas que me hagan sentir un artista, como si fuese Miguel Ángel metido en la Sixtina, o Van Gogh pintando un campo de trigo amarillo y que de pronto el paisaje se me llene cuervos negros. La novedad vino a mi encuentro en el informativo del canal tres.

(voz de notera)

-...recién nos acaban de confirmar la noticia, dos cazadores furtivos que se encontraban en zonas boscosas en la localidad de Fraga en la provincia de San Luis habrían muerto. Aparentemente tras una discusión uno de ellos habría disparado en la cabeza a su compañero y luego se habría quitado la vida de un tiro en la boca. el tercer cazador un chico de catorce años hijo de unos de los fallecidos se encuentra internado en estado de shock emocional, tenemos imágenes obtenidas por un camarógrafo aficionado que muestran el momento en que el chico era internado en un policlínico local.-

Todavía recuerdo esas imágenes, el pendejo estaba bañado en sangre, sus ojos estaban desorbitados y aceptaba ser llevado de un lugar a otro sin ningún tipo de resistencia. Sus hombros caían pesadamente como resignados a las inclemencias de una pesadilla que recién comenzaba y de la que no tenía al parecer ninguna esperanza de despertar. Por eso tal vez, como si de las profundidades de su inconsciente una historia asombrosa estuviese siendo escrita, repetía una y otra vez "fué la luz mala”, "si, yo la vi., fue la luz mala".

No tardé en llegar al teléfono, y con el televisor parpadeando en mi espalda llame a Julián mi productor, el tipo tiene siempre las mismas ideas, admito que funcionan pero ya estaba cansándome, me hartaba esa extraña sensación que me dejaba cada vez que hablaba con él, como si estuviese cocinando a mis espaldas mi propia ruina.

-che Julián cancelá el pelotudo abducido por alienígenas verdes!

-Que decís?, esta todo listo, tenemos los crudos estamos en medio de la edición, ¿que te pasa Barto?

-viste las noticias del tres?

-no que paso?

-una que nos cae del cielo boludo, tres cazadores furtivos en Fraga una localidad de San Luis, salen a cazar, sin motivos aparentes uno de los cazadores mata al otro de un escopetazo en la cabeza y luego se vuela la suya, el único sobreviviente el hijo de uno de ellos, no se de cual, lo encuentran en el medio del campo, todo ensangrentado y balbuceando que fue la luz mala.

-bueno, y que querés que haga?

-me estas escuchando?

-si, pero Barto tenemos todo listo con el abducido

-bueno la puta madre, estoy podrido de pelotudos como ese, quiero algo verdadero, así que se acaba todo, salgo ya mismo para fraga, teneme lista una cámara digital que en veinte minutos paso por el estudio, este caso lo quiero seguir yo mismo con cámara en mano, sonido directo, no quiero montaje ni edición, vamos a hacer algo distinto, algo mas crudo, real, y otra cosa Julián, el programa es mío ¿ok?.-

-Ok, todo bien, no te enojes, pero recordá que estamos a viernes y el domingo tenés que tener todo listo, sino no voy a ser yo el que te tire de las pelotas, solo te lo recuerdo.-

-en veinte estoy allá, teneme todo listo.-

(fundido en negro)

jueves, 25 de septiembre de 2008

Patitas de Pollo

Gustavo deseaba a Silvia. Y Silvia trabajaba en una empresa de venta de bocaditos de pollo, en un stand de supermercado, en la góndola de productos congelados. Fritaba patitas de pollo parada frente a una mesa decorada con una freidora eléctrica y una bandeja de plástico las mismas horas que Gustavo atendía la caja numero 6.
Gustavo no tenía mucho tiempo libre, y la ubicación de la caja lo obligaba a dar la espalda a Silvia, excepto por breves momentos en los que al sentir el olorcito de patitas de pollo fritas que inundaba la góndola de congelados y en particular su caja número 6 se daba vuelta y la observaba los pocos segundos que tenía entre cliente y cliente.
Gustavo pensaba en estar con esa mujer, poder besarla y acariciar sus muslos, que de seguro debían ser tan sabrosos como los que vendía, y en ese trance había empezado a tener accesos de consumo compulsivo por los productos de pollo, en un principio solo consumía moderadamente, pero a medida que la unión entre el sabor del pollo y el recuerdo de Silvia se iba incrementando el consumo también aumentaba, tal vez, en un obsesivo intento de capturar la esencia de ese objeto de deseo y hacerlo suyo. Y ese deseo creció a tal nivel de frenetismo, que el pollo lentamente fue convirtiéndose en su única dieta.
Lo compraba en todas sus variables, y sobre todo los productos de la marca que Silvia anunciaba, “Patitas de pollo Sabrositas”. Gustavo comía y se especializaba en todas las formas en las que un pollo puede ser cocinado.
Con cada presa, con cada bocado deglutido, el recuerdo de Silvia lo colmaba de una irrefrenable felicidad, -Silvia está en cada una de estas presas- pensaba al masticar. De esa forma Gustavo sentía que metía un poquito mas a Silvia en sus entrañas.
Jamás se habría animado a hablarle y confesarle su amor; a él le bastaba con ese secreto solitario. A veces pensaba que estaba inventando una nueva forma de amor platónico, un amor avícolo-fágico. Nadie hubiese imaginado jamás el placer que a Gustavo le deparaba limpiar las carnes frescas de los pollos antes de cocinarlos, limpiar las entrañas e introducir los dedos en las pequeñas hendiduras que hacia a la carne, fresca de los muslos, siempre tan húmedos y resbalosos.
Gustavo era capaz de verdaderos pasajes erótico-avícola con Silvia, y cierto día en uno de esos momentos en los que giraba para ver a su musa pollifera descubrió con horror que Silvia había sido reemplazada. Su amor había sido desplazado por esas cosas que tiene la movilidad laboral en el capitalismo moderno, en los que no hay tiempo de conocer al otro. Gustavo nunca sintió tanta tristeza, tanto desamparo. Ahora, se preguntaba, ¿Qué iba a ser de el?, porque el olor a pollo frito que le llegaba ya no tenía el mismo misterio. Olía a simple pollo frito. Hasta sentía repugnancia lindante con el odio de tener que soportarlo, le hubiese gritado a la impostora que reemplazaba a Silvia lo inútil que era con las patitas fritas, y gritarle lo vulgar, lo absurdo que olía ahora toda la góndola de productos congelados, y en particular, su caja, numero 6.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Insoportable levedad


- no importa si ellos se encuentran y se aman o se separan, no importa la muerte del perro, es decir lo insoportable no está en las cosas trágicas que les pasan sino en esa cosa inevitable, es decir en lo inevitable y liviano de la búsqueda. Buscar es una necesidad liviana e insoportable, que te lleva a un resultado pesado, denso, somos materia de ese posible encuentro llamado el ser, pero nuestro espíritu es pura búsqueda.
La búsqueda es liviana porque antes que la carne, antes que el cerebro o la razón nuestra principal materia es lo que no somos o no tenemos o sea la búsqueda, la bus-que-da., que es anterior al encuentro, que no necesariamente es alegre, es mas, te diría que generalmente encontrar algo es mas terrible que toda búsqueda, por eso es liviana, porque la búsqueda no cesa nunca, ni en mi, ni en vos, ni en ninguno de los que están en esta casa ni los que están viéndome, ni en todo el pasado humano el presente o el futuro, la búsqueda esta ahí, nos atraviesa a todos, y acecha a la espera de cualquiera que llegue a este mundo.
Lo insoportable para mi es encontrar, ahí se me acaba la levedad, ahí identifico por lo menos mi problema, y supongo que el de los personajes de la novela, porque el encuentro se les aloja en la carne. Cada vez que encuentro algo siento que llegué a un punto sin retorno y sufro muchísimo; cuando entré a esta casa, supe que no había retorno, o cuando amenacé a mis viejos con irme a la mierda con mi ex novio, o cuando disparé la Smith y Wesson en el basurero y sin querer le di a un pendejo que buscaba basura para comer y llevar a su casa, entonces fui en cana y supe que le había reventado la piernita, cuando tome todas esas decisiones de mierda sabía que siempre se trataba de una búsqueda torcida, sinuosa, y que me hizo encontrar cosas de mierda, pero búsqueda al fin. Tal vez por eso vine acá, buscando escapar de mis putas búsquedas, que me aterran.

martes, 16 de septiembre de 2008

Recurrente


En la mitad de “Sauce ciego mujer dormida” el escritor Haruki Murakami se despacha con historias que lo tienen como protagonista de situaciones casi paranormales. Historias sencillas que giran en torno a hechos que el autor denomina inexplicables, pero que se encuentran profundamente ligados a un sub-mundo que lo atraviesa.

De la misma forma, y como un ejercicio que me interesa profundamente, transcribiré sucesos que me acontecieron y de los que poca explicación tengo, mas allá de interpretar a los mismos como producto de conexiones de las que no soy capas de dar cuenta concientemente, pero que allí están como queriendo afirmar la profunda relación con el mundo que me rodea y del que formo parte.

Biblioteca

Tuve, durante todo el verano del 2007 un sueño recurrente. Se iniciaba con la imagen de un pasillo estrecho por el que avanzaba. Era uno de esos senderos que tienen las casas chorizo, en los que las puertas se van sucediendo y frente a las cuales se van alternando en el suelo de granito gastado macetas con plantas de malvón, que al contacto con el aroma a humedad de las paredes a las que solo les llega unos minutos del sol del mediodía, le da al lugar un aspecto triste, de abandono melancólico, como los recuerdos de un anciano.

A medida que caminaba, el pasillo se estiraba como si la verdadera materia de todo lo que me rodeaba fuera de un chicle que una mano caprichosa e invisible dilata. Recuerdo la oscuridad y el sonido de mis pensamientos, todo avanzaba en un susurro, herrumbrado y pálido hasta la puerta que me conducía a un salón enorme, vacío de toda vida desde hace siglos. Con huellas de un pasado en el que mucha gente había llenado sus espacios pero que ahora un polvo gris cubría como una suave sábana gris.

Al avanzar por el salón ví restos de objetos diseminados por el suelo de madera: una bicicleta oxidada, libros apilados, ropa y al llegar al medio del salón un hueco con una escalera en espiral que llevaba a otro salón subterráneo.

Descendiendo por la escalera vi que estaba repleta de libros en los bordes, miles y miles de volúmenes tapizaban las paredes a medida que descendía hasta llegar al saón subterráneo donde los volúmenes se multiplicaban por millones. Se trataba de una biblioteca de dimensiones astronómicas.

-soñaste con el ADN, tuviste un sueño con la memoria, como el poeta- me dijo Mario mientras metía uno a uno los maníes servidos en un plato de madera. Lo dijo mirándome fijo a los ojos, como nunca antes lo había hecho. Se empeñó en buscar la mirada tras mis ojos, y repitió; ahora cavilando cada palabra como si fuesen los designios de un oráculo perdido en el tiempo y el espacio - viste la escalera de la vida, como el poeta. Y la gran biblioteca. La Alejandrina, la de Pérgamo- y agregó, casi como una sentencia ineludible-como el poeta-.

Tiempo después en uno de mis viajes a Buenos Aires, hablando con mi hermana me contó de un sueño recurrente que tenía: se trataba de una casa abandonada, sin rincones, muy espaciosa y casi al detalle fue describiendo los esquemas de mi entrada a la biblioteca, solo que ella se quedaba en la casa aterida por las sensaciones de angustia que le producía el poco brillo solar que ingresaba tras los vidrios empañados de mugre. Tratamos de indagar sobre ese lugar, sobre esa casa que nos envolvía con su magia decadente, donde el abandono se hace semilla, y las palabras son los frutos que nacen y nos llena la boca de sensaciones amargas, dulces o acidas.

En el medio esa charla, parecida a la de dos aventureros que se cuentan las hazañas de sus viajes por tierras desconocidas, la voz de Zoe se interpuso justo cuando yo describía la biblioteca

-tío, yo soñé con una biblioteca- y apoyó su cabecita en el marco de la mesa del living donde tomabamos mate mi hermana y yo.-

-¿y como es esa biblioteca Zoe?-

-es como la que le contabas a mamá, tiene una escalera, la tengo dibujada en un libro de cuentos, esperá que te la traigo.

Al regresar con un libro enorme de tapas duras Zoe lo abrió y me muestró el cuadro, se trataba de la historia de la bella y la bestia de la película de Disney, pero adaptada a un libro de cuento, y en uno de los cuadros los personajes están reunidos en una biblioteca exacta a la de mi sueño, los volúmenes se apilaban en enormes paredes y el salón sin ninguna puerta ni ventana solo exhibía como salida o entrada una enorme escalera caracol.

Zoe es vida en griego.

lunes, 15 de septiembre de 2008

BaudelaireP.K Dick


supongo que uno despierta en sucesivos sueños, y la literatura es solo el registro de esas infinitas realidades, es como decia Philip K Dick...tal ves se trate solo de un día,un solo dia en todo el universo.

Un solo sueño.

una sola mentela humanidad. y su memoria

los registros: la literatura, los sueños, la poesia, los colores, la musica... todo correspondiendose en ese bosque de simbolos



"les correspondances"

jueves, 4 de septiembre de 2008

Extracto de mi novela (aún sin nombre)


-yo tengo un problema con mis recuerdos, como decía el personaje en una novela que leí hace tiempo de un tal Juan Despuy, solo puedo recordar en colores, colores y texturas, que se yo. Por ejemplo, puedo recordar en morado para mis llantos, en colores pastel para cuando ando con ganas de seducir y ser amada, o en color rojo cuando, lógicamente veo todo de ese color y el odio me pinta la vida como los labios pintados de Robert Smith. Y si me preguntas, color azul violáceo con una textura de terciopelo cuando lo hice por primera vez.
Recuerdo que habíamos ido al edificio de la Municipalidad de San Martín a ver una obra de Teatro, se llamaba “la última estación”. Trataba de gente que busca su identidad, y la metáfora estaba en que las personas iban por la vida probándose distintos disfraces, eligiendo ser empresarios bien trajeados, Hippies, Punks etc. El asunto es que dos enamorados frente a esa situación eligen no elegir y escapan a una estación de tren abandonada de de la que nunca mas saldrían. Recuerdo que él estaba a mi lado, y yo lo miraba, y realmente ni la obra de teatro ni nada me parecía real; todo era como un cuadro perfecto, con colores brillantes y los sonidos que salían de su boca y me endulzaba los sentidos, recuerdo que yo sonreía y el cuadro se pintaba de tonos ocres pálidos y grises como en una película de Tim Burton. Recuerdo también que una tormenta eléctrica dejó la obra a la mitad por un corte de luz, así que nos fuimos hasta el ultimo piso de la municipalidad donde había un enorme ventanal que daba a la ciudad y nos quedamos en silencio contemplando los rayos que la iluminaban, ahí el cuadro se oscureció, a un azul marino, con pinceladas violentas de plata atravesando nuestros ojos. Recuerdo sus manos rodeándome la cabeza, y las gotas que se estrellaban contra el ventanal formando miles de pequeñas y transparentes espinas.
-Así es Gracielita, - y Jésica mordisqueó una masita que definitivamente le pareció tenía un ligero sabor rancio- Cuando recuerdo, vienen los colores, los olores y las texturas, y se mezclan en una pintura que cuelga todos los días de mi mente: Charly acariciando mi cuerpo, los violáceos del amanecer que aparecían por una pequeña ventana, mis pechos duros y grises pero luego azules y naranjas bajo sus manos y su boca. Recuerdo también los movimientos, las miradas, recuerdo que ese día, nacimos vibrando juntos, del vientre de la inocencia.

Buñuelos









Tomó dios una navaja,
y abriendo grande su único
y terraqueo ojo.
lo abrió, de un tajo,
como una tibia vagina,
como una granada madura.

jueves, 21 de agosto de 2008

Julio


El Aire en la cafetería estaba saturado de olores, volutas de un humo cansado, que flotaban como densos manojos de estopa, y ruidos de voces que sacudían palabras y cucharitas.

Ni sin antes rojear ese torbellino de movimientos con un dejo de esperanza, sujeté los auriculares en mis orejas y todo se convirtió en el lado oscuro de la luna.

Sucedió entonces que tuve incontenibles ganas de escribir. Hacía tiempo que esa sensación no se me presentaba con todo ese universo de posibilidades y sentencias, con toda esa ansia de víspera navideña, de la que se contagia quien quiere dar vida a algo tan muerto como unas palabras sobre un pedazo de papel.

El problema es que nada surgía del jugueteo aburrido de la lapicera sobre la hoja en blanco. Ni una sola frase, ni un solo recuerdo que pudiera servir.

Desesperado por la falta de ideas pero empachado de una agitación que me llegaba hasta los dedos grité pidiendo ayuda al pozo sin entrañas en que me había convertido.

-Julio!!

-che Julio!!,

Para cuando pegué el cuarto grito una sombra se me dibujó en el otro extremo de la mesa. La escena tenía una reminiscencia casi exacta al comienzo del Eternauta, si hasta sonó el mismo crujido en la silla de pino que tenía enfrente solo que en vez de Juan Salvo, reconocí a Julio que lentamente terminaba de materializarse bajo la tenue luz del foco de 45 que nos iluminaba la mesa.

Se echó hacia atrás, paneó con esos ojos de inmensa mirada toda la escena del bar, en tanto que sus dedos fueron anudando esas manos de jugador de básquet, excepto sus pulgares que comenzaron una frenética lucha de posiciones.

Sus cejas enormes y juntas comenzaron a describir una parábola hacia el centro de su naríz y sin poder sacar la mirada de sus dedos pulgares que seguían luchando le dije:

-Che, Julio, Ayudáme, se me muere la imaginación.-

Al decir esto Julio me miro componiendo en su cara un gesto de martillero público. Detuvo sus pulgares, inclinó su torso tapando la totalidad de la mesa, arqueó todo lo que pudo sus cejas que ya describían una enorme V y dijo casi como un soplo:

-no puedo ayudarte, yo nunca estuve acá.

Y desapareció, confundido entre los millones de hilos de humo, que flotaban en la cafetería.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Deseo



Devorar es volver al principio, es decir a la soledad del deseo.



En el deseo hay uno que devora, y hay un otro que dándose cuenta del juego
también desea, y devora (o no). Es un juego de dos carnívoros que explotan
con deseos abrasadores, el cuerpo del otro. Dos almas que, como dos espejos de imágenes distorsionadas, buscan (llevados por el deseo…y en un acto narcisista) devorarse.
Este juego comienza incluso antes del primer beso antes de la primera cópula.

Porque cuando el beso y la copula se abren camino en el enamoramiento, también comienza una inercia, y en la inercia, el deseo retorna a su pozo solitario.

martes, 19 de agosto de 2008

B.


Con el cuerpo entre las manos, fui a casa de B. caminé despacio, por la calle Sarmiento rumiando los mismos temas de conversación, y gestos ensayados. Al principio la sorpresa aniñada, luego las reflexiones y por último la confesión. !Ah!, me repetía en ese soliloquio callejero -caerá rendida, y yo, con el cuerpo entre las manos se lo brindaré en holocausto, ungido de dulces aromas para el sacrificio. La calle repetía en un eco silencioso "tenés que cojerte a la vida" y todo se había convertido en un gran guiño de ojo, y un pulgar en alza. mi cabeza proyectada por las lamparas de sodio color naranja sobre la vereda, desplegaba los pelos al viento de junio como si fuese medusa convirtiendo en piedra todo lo que observa mientras repetía como en un siseo de serpiente "tenes que cojerte a la vida".Caminaba a la casa de B. listo a conquistarla y nada más, listo a bucear con la ayuda de todo mi sexo en el agitado mar de los "no se que me pasa" los "me siento extraña esto es muy pronto" de los "¿esto es solo sexo?" y los "no busco pareja pero si conocer a alguien".Ante la puerta de hierro con un entretejido de alambres de su departamento se me terminó la calle, el número once indicaba un paso hacia su mesa, hacia sus labios y finalmente hacia su cuerpo al que entregaria mi cuerpo aún encerrado entre mis manos.pero cuando las cortinas se hubieron cerrado, cuando la luz nos dejó en penumbras y las frazadas se fueron empapando con nuestro calor, cuando la canción de la danza fue abriendo brazos y cerrando ojos, mi cuerpo, que nunca fue muy obediente, que no le gusta las prisiones ni los cerrojos se me escurrió de las manos, como se escapa una mariposa, en un soleado dia de primavera.

Maquina del tiempo


¿Sabes lo que me dijo?
-no
“una vez las palabras me las robó el mar de las Toninas”-me dijo, -“por eso tal vez cierro con llave la puerta de la habitación que es el lugar donde me acuesto a soñar”.
-Yo no entendí una mierda, y antes de abrir la boca me contó que cuando yo era chiquito, no se, unos 3 o 4 años habíamos ido con mi vieja a una playa de Las Toninas, de campamento. Creo que fue en el 78.
Me dijo que una mañana nublada estábamos tan al pedo que le propuso a mi vieja hacer una cápsula del tiempo con un frasco de mayonesa que se había terminado y dedicarle al mar unas palabras. Escribieron el mensaje en un papel y lo metieron dentro del frasco. escribieron todo lo que el mar tendría que recordarles cuando ellos cuando fueran mas viejos, que cosas pensaban en la juventud, que deseaban para sus vidas y tambien para la mía. Me dijo que eran como unos versos y que los habían escrito durante toda la tarde entre risas y llantos y que habían incluido unos dibujitos que yo había hecho. Me contó que fueron sus mejores palabras, las que nunca mas se dijeron en 30 años de matrimonio, las que ni siquiera fueron capaces de hacer realidad, ni de volver a soñar.
La cuestión es que el tiempo pasó, mi viejo puso una fábrica de pañales en la que dejó y sigue dejando su vida, y mi vieja se convirtió en toda una perfecta ama de casa.
En el en 2007 se pusieron de acuerdo para buscar la cápsula y se fueron los dos al mismo lugar. Cuando enterramos el frasco habíamos hecho un mapa, que siguieron al pié de la letra. Cavaron en la arena, hasta que mi vieja, tras un grito de triunfo logró desenterrar el frasco que estaba exactamente en el mismo lugar que habíamos establecido para su entierro: tres pasos al norte del pino aguja y cinco al oeste de la gran roca tapada de mejillones secos.
Cuando abrieron el frasco, rescataron los papeles que estaban tan secos como cuando los habían puesto hace casi veinte años antes, pero sin ninguna palabra escrita y ningún trazo del dibujo hecho por mí. Me dijo que al principio conjeturaron que alguien había hecho la broma de cambiar el contenido del frasco, o que por un extraño efecto del salitre y el yodo la tinta se había desvanecido, pero al fin concluyeron que las palabras se habían evaporado, que ya nada quedaba o que, el mar se había cobrado la ofrenda, tragándose esas palabras que mis viejos nunca recordaron, que fueron tragadas tal vez por el tiempo, como quien devora el centro de un caracú.
-Yo creo que recordar uno de los dibujos que hice, éramos los tres agarrados de las manos, en un valle iluminado por un sol gigante y lleno de dinosaurios... me encantaban los dinosaurios cuando era niño.

Viaje


se atasca
la luz
en las rugosidades
que nacen
del suelo.

Su densa y plástica
estela cromática
arrulla al mundo
en un etéreo
murmullo de movimiento.

Bonzo

Me incendié camino a encontrarte en la esquina de la farmacia "Herodes". Calculé entonces mentalmente el tiempo del camino mas corto, diez cuadras en zig zag y estaría en escasos siete minutos.
A la segunda cuadra el fuego se había expandido por todo el cuerpo.
A la tercera ya consumia las extremidades, y las falanges de pies y manos parecían pequeños pedacitos de carbones incandescentes.
A la quinta cuadra mi rostro de desvanecía en un torbellino de cenizas.
A la sexta el mundo se hacía cada vez mas alto, y mis pies mas y mas cortos.
A la séptima, una canillita de bronce empotrada en un pequeño jardín me sirvió para apagar un poco el incendio, y permitirme avanzar hacia mi objetivo, pero en la octaba cuadra nuevamente era una llama incontrolable.
A la novena, mucho no recuerdo, mi cabeza convertida en un remolino de cenizas dejaba rastros de pequeñas chispas en las baldosas de la vereda.
Al fin, rodando como una pelota humeante llegue a la esquina y te esperé. Cuando llegaste solo te pareció ver una brasita, como de cigarrillo tratando de arder por mas tiempo del que le permitiera la suela de tus sandalias de cuero.